Thursday, October 30, 2008

Mischievous Alexander Cameron

In 1900 a railroad track was laid from Pua to Lonquimay, for the primary purpose of mobilizing the military to protect the border with Argentina. This border area was considered vulnerable since in this region the Andes has a low altitude mountain pass. This development was a tremendous blessings for the Cameron's since the track was laid at the edge of the Santa Catalina property.

In an age of digital communication, jet travel and internet shopping it is difficult to conceive the excitement a train line and train station (Cullinco) created. Not only was the train the epitome of technology but it connected Santa Catalina with the world. Instead of delivering the wheat harvest to Victoria by an oxen pulled cart (around 7 hours each way), the Camerons could now drop off their sacks at the Cullinco Station (½ hour away). Instead of going to Temuco or Traigen to buy supplies, they could order them buy mail from England, and these would be brought around the horn by ship to the Port of Talcahuano, loaded on a train headed for Cullinco and delivered in Santa Catalina 6 - 9 months later. In the 1900's that was cool.


There is another surviving anecdote of Alexander Cameron that the family tells with mischievous glee and reminds us that Alexander was indeed a frugal Scotsman. The train system in Chile in those days offered three accommodations: 1st Class (leather seats), 2nd Class (wooden benches with a cushioned leather inset), and 3rd Class (wooden benches). Trunks, suitcases, boxes and other type of luggage had to be checked in the luggage car, for which their was a nominal fee. This anecdote tells us that Alexander was returning to Santa Catalina with a brand new saddle. Instead of checking the saddle with the luggage, he carried it with him to the first class car. When the train conductor came through and realized that the saddle that had not been appropriately checked, the conductor demanded that Alexander pay the luggage fee. Alexander who was very aware that the train was approaching his property, started a fierce argument with the conductor. Eventually once the train was passing by the Cameron's property Alexander tells the conductor with disgust, “if you are going to make such a big deal about this saddle, I would rather throw it away than pay you a penny” at which point he opened the window and tossed the saddle out. Needless the say, the conductor was shocked by such a Gringo loco. An hour later Alexander recovered his brand new saddle.

Both picture below are from around 1933 - 1934

Front Row: Norma Rickemberg, Yolanda Lagos, Alister Contreras, Alexander Cameron, Winnie Contreras

Middle Row: Douglas Cameron (standing), Rhoda Cameron (kneeling), Annie Cameron with Donald Cameron on her lap, Loyda Cameron

Back Row: Unk. Agnes Cameron,.Alexander Cameron, unk, Eunice Cameron, unk, Stella Lagos, unk, Ernesto Lagos


Front Row: Alister Contreras, Norma Rickemberg, Donald Cameron, Winnie Contreras, Alex Cameron, Yolanda Lagos

Back Row: Ernesto & Stella Lagos, Eunice, Douglas, Loyda and Rhoda Cameron


5 comments:

Garddy said...

En 1900 una linea de ferrocarril fue puesta de Pua a Lonquimay, para el propósito primario de movilizar a los militares para proteger la frontera con la Argentina. Esta zona fronteriza era considerada vulnerable puesto que en esta región los Andes tienen un paso de montaña de baja altitud. Este desarrollo fue una bendiciones para los Camerons puesto que la linea fue puesta al borde de la propiedad de Santa Catalina. En una era de la comunicaciones digitales, de viaje en avión y de compras atravez del Internet es difícil concebir el entusiasmo que produjo la línea del tren y la estación de tren de Cullinco. No sólo era el tren el epítome de la tecnología pero conectó a Santa Catalina con el resto del mundo. En vez de entregar la cosecha del trigo a Victoria por carreta de bueyes (alrededor 7 horas de ida), los Camerons ahora podrían llevar sus sacos en la estación de Cullinco (menos de media hora). En vez de ir a Temuco o a Traigen a comprar provisiones, podrían ordenarlas por correo de Inglaterra, y éstos serían traídos por nave alrededor del Cabo de Hornos, al puerto de Talcahuano, cargado en un tren y dirigido a Cullinco y entregado en Santa Catalina 6 - 9 meses depues. En 1900 eso era servicio de primera clase.

Hay otra anécdota de Alexander Cameron que cuenta la familia con júbilo y nos recuerda que Alexander era de hecho un Escoses frugal. El sistema del tren en Chile en esos días ofrecía tres tipo de coches: 1ra Clase(asientos de cuero), la 2da clase (bancos de madera con una inserción de cuero amortiguada), y 3ro clase (bancos de madera). Los baúles, las maletas, cajas y el otro tipo de equipaje tenían que que ser llevados en el carro del equipaje, para el cual se cobraba una cantidad nominal.

Esta anécdota nos cuenta que Alexander volvía a Santa Catalina con una montura nueva. En vez de entregar la montura en el carro de equipaje, él se la llevó consigo al coche de primera clase. Cuando el conductor de tren de dio cuenta que la montura no había sido chequeado apropiadamente, el conductor exigió que Alexander pagara por la montura. Alexander que estaba muy consciente que el tren se acercaba a su fundo, comenzó a alegar con el conductor. Eventualmente una vez que el tren pasaba por Santa Catalina Alexander le dice el conductor con enojo, “si usted va a hacer tal gran cosa sobre esta montura, yo prefiero botarla, que pagarle un peso" entonces abrió la ventana y tiro la montura hacia afuera. El pobre conductor sin duda le dio un espanto por la actitud del gringo loco. Una hora más tarde Alexander recupero su montura.

Janny said...

Super simpatica la anecdota, el bisabuelo era muy inteligente al parecer, es divertido leer estas historias despues de tantos años, tendremos que juntarnos los parientes y recordar y reirnos un poco.

Unknown said...

Es mi tatarabuelo :D

Unknown said...

Jajaja harto pillo el viejito 🤣

Unknown said...

Una gran y linda familia......